sábado, 6 de septiembre de 2014

PAGINA DE LA SECRETARIA DE EDUCACIÓN COMO ENSEÑAR LENGUAJE

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Fue Tomás Carrasquilla, situado entre el costumbrismo del siglo XIX y el realismo del XX, quien se encargó de propiciar un cambio significativo en la producción literaria del departamento; logrando una propuesta de alto valor en su lenguaje, que expone y se acerca con profundidad a los aspectos culturales, geográficos e históricos de la población antioqueña, tratando temas contundentes como la transición de lo rural a lo urbano experimentada por algunos municipios.
Carrasquilla fue el primer escritor colombiano en tomar como oficio la literatura y demostró su interés por contar la transformación de algunos pueblos que, condicionados por factores como la industrialización y el crecimiento comercial, adoptaron un nuevo estilo de vida y adquirieron nuevos comportamientos.
Frutos de mi tierra
Con treinta capítulos, la primera novela de Carrasquilla presenta dos historias que reflejan la vida en la ruralidad. La primera trata sobre Augusto, Filomena, Mina y Nieves; los hermanos Alzate, quienes después de quedar huérfanos se convierten en comerciantes. La segunda historia habla de Martín Gala, un joven adinerado que adquiere la apariencia de un “cachaco bogotano” para conquistar el amor de Pepa Escardón mediante costosos y finos regalos.
En esta obra, Carrasquilla demostró su capacidad para atrapar al lector a través de su particular uso del lenguaje y su capacidad para crear personajes; evidenciando dos extremos sociales de la cultura antioqueña.
En la diestra de Dios Padre
Este cuento popular es la adaptación de un relato medieval europeo, protagonizado por Peralta, un hombre que por su generosidad y honradez logra un lugar en la diestra de dios padre, donde le son concedidos cinco deseos.
La obra se caracteriza por un relato cómico que, mediante elementos como el lenguaje, las moralejas, los personajes y la alusión a lugares de la región, logra ambientar el imaginario religioso en la cotidianidad y la cultura antioqueña.
Fragmento
"¿Qué te ganás, hombre de Dios -le decía la hermana-, con trabajar como un macho, si todo lo que conseguís lo botás jartando y vistiendo a tanto perezoso y holgazán? Casáte, hombre; casáte pa que tengás hijos a quién mantener". "Cálle la boca, hermanita, y no diga disparates. Yo no necesito de hijos, ni de mujer ni de nadie, porque tengo mi prójimo a quién servir. Mi familia son los prójimos". "¡Tus prójimos! ¡Será por tanto que te lo agradecen; será por tanto que ti han dao! ¡Ai te veo siempre más hilachento y más infeliz que los limosneros que socorrés! Bien podías comprarte una muda y comprármela a yo, que harto la necesitamos; o tan siquiera traer comida alguna vez pa que llenáramos, ya que pasamos tantos hambres. Pero vos no te afanás por lo tuyo: tenés sangre de gusano".
La marquesa de Yolombó
La novela, enmarcada a finales del siglo XVII, mientras se daban los primeros gritos de independencia; describe las condiciones en las que vivían afros y mestizos, ante la superioridad de españoles y criollos blancos.

Yolombó refleja el estilo de vida en la colonización por ser una zona de explotación minera; allí la población afro es protagonista de la transformación social, intentando conservar sus creencias y tradiciones africanas ante los dictámenes religiosos de la cultura española.