domingo, 18 de agosto de 2013
sábado, 10 de agosto de 2013
Leísmos, laísmos y dequeísmos
Publicado por
Tes Nehuén

Hemos hablado recientemente acerca de los cambios realizados por la RAE sobre el uso de los acentos en los demostrativos, así como también de los errores más comunes en nuestra forma de utilizar el lenguaje. Hoy hablaremos de otra deficiencia a la hora de valernos del idioma para comunicarnos: el uso de dequeísmos y leísmos.
Espero que les resulte tan interesante como para mí lo fue investigar y compartirlo con ustedes.
El uso incorrecto de los pronombres la, le y lo ha dado lugar a la formación de los fenómenos conocidos como laísmo, leísmo y, aunque en menor medida, loísmo. Estos problemas no solo afectan la normal comunicación de las personas hispanohablantes sino que vuelve sumamente difícil y defectuoso el aprendizaje de nuestro idioma para los estudiantes extranjeros.
Dicho esto, cabe mencionar que no se trata de un simple defecto del habla sino de un uso incorrecto aceptado popularmente; de ahí la importancia de describirlo y corregirlo.
Diferentes tipos de leísmo
El leísmo surge cuando se sustituye el pronombre personal lo o la por le, cuando esta partícula ejerce la función de complemento directo y en los verbos transitivos.
Por ejemplo:
Andrés le ha encontrado.
Andrés la / lo ha encontrado.
Andrés la / lo ha encontrado.
Según lo deja en evidencia la Real Academia Española, el uso del leísmo se considera vulgar. Pero a lo largo de las generaciones se han establecido ciertas modificaciones; tal es así que utilizar la forma leísta cuando el complemento directo es masculino (tratándose de una persona) puede tolerarse; no así cuando se trata de un femenino y, mucho menos, de un objeto inanimado.
Según esta definición podríamos decir sin equivocarnos “les vi llegar” (a ellos). Pero fallaríamos si utilizáramos la misma frase para referirnos “a ellas” y también para referirnos a “los aviones”, “los barcos”,etc.
Es necesario señalar que existen diversos tipos de leísmos, estos son:
- Leísmo aparente: tiene lugar cuando se altera el uso pronominal al ir ligados a determinados verbos que así lo exigen. No puedes decir “lo pegó” o “la pegó”. Siempre debe decirse “le pegó”. Lo mismo se da en verbos como tocar o enseñar.
- Leísmo deferente o de cortesía: puede verse en el uso del dativo formal, de forma que el verbo concuerde acertadamente con la forma “usted”. De este modo lo encontramos en frases como “El jueves lo llamaré” (a usted) / “El jueves le llamaré” (a usted).
- Leísmo de contacto: provocado por la situación prolongada de bilingüismo o diglosia en contacto con otros idiomas con un sistema prenominal diferente. Tal es así que la convivencia entre nuestra lengua y otras como el guaraní, el euskera y el quechua ha provocado la supresión completa de la diferenciación entre pronombres de dativo y acusativo, utilizando en su lugar siempre “le”.
El insufrible laísmo
Se denomina laísmo, el uso incorrecto de los pronombres personales femeninos (la y las) dependiendo del objeto indirecto al que se encuentren ligados. Aparece cuando en una frase se utiliza esta forma “la” o “las” en lugar de la que se considera correcta, es decir “le” o “les”.
Es un fenómeno extendido sobre todo en ciertos países de Latinoamérica y en algunas regiones de España.
Un ejemplo de laísmo es:
Susana dijo que la dolía la cabeza (a ella). La forma correcta es le dolía la cabeza.
“La pegué”, por su parte, es una de las formas más extendidas y, dependiendo del lugar (laísta o no laísta) en el que se expresem puede significar cosas diferentes. Entendido por alguien con un manejo del lenguaje no-laísta, se trata de una cosa que fue “adherida”. Mientras que en una región laísta se entiende como una persona que fue golpeada.
No es difícil encontrarse con este uso incorrecto del lenguaje incluso en obras literarias; a tal punto se ha extendido el laísmo en ciertas regiones hispanohablantes.
Dequeísmos para todos los gustos
Por último hablaremos de los dequeísmos. Son mis errores favoritos. Posiblemente porque son los más difíciles de corregir dada la ambigüedad de ciertas reglas ortográficas.
Este error consiste en la utilización de la preposición delante de la conjunción cuando ninguna partícula de la oración así lo exige.
Por ejemplo:
“Me dijo de que estábamos por salir”.
En este caso el error es difícil de descubrir. Si realizamos la pregunta modelo para desglosar cada parte de la oración y descubrir si su uso es o no correcto, descubriremos que frente a la respuesta, el “de” está de sobra.
En el caso del ejemplo dado preguntaremos “¿Qué me dijo?”. Cuya respuesta será “que estábamos por salir”.
Existen cinco casos en los que se utiliza de forma incorrecta la preposición “de”. Estos son:
- cuando se antepone a una oración subordinada sustantiva de sujeto. Ejemplo: “Me pone feliz de que estés con nosotros”. Deberíamos decir: “Me pone feliz que estés con nosotros”.
- cuando se antepone a una oración subordinada sustantiva de complemento directo. Ejemplo: “Me contaron de que se iban de vacaciones”. Deberíamos decir: “Me contaron que se iban de vacaciones”.
- cuando se antepone a una oración subordinada cuya función es de atributo en oraciones copulativas. Ejemplo: “Mi esperanza es de que ingresemos”. Deberíamos decir: “Mi esperanza es que ingresemos”.
- cuando ponemos la preposición en locuciones conjuntivas donde no va. Dos casos pueden ser “A no ser de que…” o “Una vez de que”; en cuyos casos deberíamos decir “A no ser que” y “Una vez que”.
- cuando se antepone a verbos que no la necesitan. Por ejemplo: “Insistieron de que fuéramos”. Deberíamos decir “Insistieron que fuéramos”.
Cometemos errores a diario. A veces ni siquiera somos conscientes de ello; y en la aceptación de estos malos usos vamos deformando el lenguaje y convirtiéndolo en un sistema lleno de inexactitudes. Me parece importante revisar estas cuestiones, tanto cuando hablamos como cuando escribimos. Es es el objetivo de este artículo. Espero que les haya servido de algo.
Lee todo en: Leísmos, laísmos y dequeísmos > Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/especiales/leismos-laismos-y-dequeismos?utm_source=twitterfeed&utm_medium=facebook#ixzz2bZBg8dXh
NUEVAS REGLAS ORTOGRÁFICAS DE LA RAE
Cuando hablamos o cuando escribimos nos sumimos a una serie de reglas y estructuras que nos permiten crear un mensaje claro y fluido para acercarnos a las demás personas.
Sin embargo, ese lenguaje es sumamente cambiante y se va modificando a lo largo del tiempo movido por las tendencias. En este artículo citaré algunos de los cambios más relevantes de la última modificación de la RAE. Algunos de los cuales han sido controversiales y poco aceptados por el grupo de los apasionados de las letras.
La RAE y sus modificaciones
Las diversas modificaciones que realiza la RAE a lo largo de los años, con el fin de amoldarse a los nuevos usos del lenguaje, no siempre son beneficiosas para el propio idioma. Muchas veces, ciertas costumbres que se convierten en regla terminan estropeando, entorpeciendo o incluso volviendo menos directo y entendible el idioma. La pregunta es: ¿Es bueno que el lenguaje se adecue a nuestra forma de vida o sería mejor que nosotros lo hiciéramos con el lenguaje?
En el año 2010 la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) publicó un documento en el que se ponían de manifiesto las últimas modificaciones que se tomarían como válidas a partir de ese momento en el uso del lenguaje. Muchas de ellas no han sido muy bien aceptadas, dado que en el fondo tienden a reducir las posibilidades en la comunicación. Sin embargo, dichas reglas se han afianzado, le pese a quien le pese. Esto nos permite pensar que el lenguaje no es un bien colectivo, sino un sistema manipulado al antojo de quienes tienen las riendas de este mundo.
Personalmente, uno de los aspectos que menos me gusta de la última modificación es el que se refiere a los acentos en aquellos términos que antiguamente podíamos distinguir cómodamente gracias a la tilde ortográfica.
Acentos que se pierden
Si queremos decir que hicimos una única cosa debemos decir: “hice eso solo”; es decir, de la misma forma que si quisiéramos decir que hemos tenido que ingeníarnosla para hacer algo sin ayuda de nadie: “hice eso solo”. Y, aunque en el primer caso se prefiere el uso de formas sinónimas como únicamente o solamente no presenta diferencia con la segunda opción. Adiós acento, entonces.
En el caso de este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquel, aquella, aquellos, aquellas hasta ahora se decía que no debía llevar tilde nunca cuando no hubiera riesgo de ambigüedad; pero a partir de esta modificación se ha desestimado completamente el uso de la misma. Esto vuelve bastante complicado entender frases que avienen cierta ambigüedad.
Monosílabos y prefijos
En el caso de los monosílabos, ya no deben tildarse aquellas palabras en las que todas sus vocales forman un diptongo o triptongo ortográfico; por ejemplo, guión, lié, frió deberían escribirse: guion, lie, frio. En el caso del voseo, se utilizarían en lugar de fiás y liá, fias y lias.
Otra norma que se adopta desde esta modificación está relacionada con la simplificación de
vocales dobles surgidas de la formación de un término con prefijo; sin embargo esta regla se encuentra ligada a tres condiciones:
vocales dobles surgidas de la formación de un término con prefijo; sin embargo esta regla se encuentra ligada a tres condiciones:
- debe usarse esta simplificación de forma cuidada en la pronunciación oral;
- no debe existir la posibilidad de que dicha simplificación permita que el término se confunda con otro de diverso significado;
- no debe haber una hache intercalada.
De este modo, algunos ejemplos donde sí debe simplificarse son antincendios y contrataque; y en los que no: semihilo, reenunciar (si se simplifica en vez de volver a enunciar tendrá el sentido de desistir de algún empeño o proyecto).
Cabe mencionar que con los prefijos co- y bio- no se simplifica la doble vocal en ningún caso. De este modo es correcto decir: cooperar o biooceánico.
¿Debe decir exnovia o ex-novia?
En el caso del prefijo ex- irá unido siempre a la palabra que precede, siempre y cuando esta no sea un nombre compuesto. Por ejemplo: ex capitán general, ex número uno, ex primer ministro.
Por su parte, entre las formas pos- y post- se prefiere la primera, a no ser que la palabra a la que se encuentre unida comience con la letra s-; en ese caso se utilizará el segundo, con el fin de evitar la incomodidad de las dos eses seguidas. Por otro lado, si será continuada por un nombre compuesto deberá escribirse en forma separada y si se trata de un nombre propio, se escribirá con guion. Algunos ejemplos son: posguerra, postsindical, pos Edad Media y pos-Renacimiento.
Continuando con los prefijos, los terminados en i, tales como semi-, anti- y archi al unirse a palabras que comienzan con la misma vocal, mantendrán la doble vocal, para evitar cambiar el significado del término. Si la eliminaran podrían llegar a significar exactamente lo puesto, como es el caso de semiilegal.
Con respecto a las palabras formadas por el prefijo -sin, deberán escribirse unidas obligatoriamente aquellas que ya se encuentran aceptadas por la Real Academia Española y asentadas en nuestro vocabulario; el resto pueden escribirse unidas o separando el prefijo de la palabra, pero nunca agregando un guion en el medio. De este modo sería correcto tanto decir sintecho como sin techo pero incorrecto sin-techo.
Estas son algunas de las modificaciones más actuales de nuestro lenguaje. ¿Están de acuerdo con ellas? ¿Creen que van a poder aplicarlas a su vida cotidiana?
Lee todo en: Los cambios significativos en el lenguaje > Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/especiales/cambios-significativos-lenguaje#ixzz2bZ9cmSrr
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